Vísperas
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
Mas ¿por qué se ha de lavar
el Autor de la limpieza?
Porque el bautismo hoy empieza
y él lo quiere inaugurar.
Juan es gracia y tiene tantas,
que confiesa el mundo de él
que hombre no nació mayor
ni delante ni después.
Y, para que hubiera alguno
mayor que él, fue menester
que viniera a hacerse hombre
la Palabra que Dios es.
Esta Palabra hecha carne
que ahora Juan tiene a sus pies
esperando que la lave
sin haber hecho por qué.
Y se rompe todo el cielo
y entre las nubes se ve
una paloma que viene
a posarse sobre él.
Y se oye la voz del Padre
que grita:”Tratadlo bien:
escuchadle, es el Maestro,
mi Hijo querido es”.
Y así Juan, al mismo tiempo,
vio a Dios en personas tres,
voz y paloma en los cielos,
y al Verbo eterno a sus pies.
Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.
Salmo 71
PODER REAL DEL MESÍAS
Abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra (Mt 2, 11).
I
Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.
Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.
Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.
Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.
Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.
Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.
Ant. 2. Socorrerá el Señor a los hijos de los pobres; rescatará sus vidas de la violencia.
II
Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.
Que viva y que le traigan el oro de Saba,
que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.
Que haya trigo abundante en los campos,
y susurre en lo alto de los montes;
que den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.
Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!
Ant. Socorrerá el Señor a los hijos de los pobres; rescatará sus vidas de la violencia.
Ant. 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
Cántico Ap 11,17-18; 12,10b-12a
EL JUICIO DE DIOS
Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.
Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.
Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.
Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.
LECTURA BREVE Col 1, 13-15
Dios nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura.
RESPONSORIO BREVE
V. Será la bendición de todos los pueblos.
R. Será la bendición de todos los pueblos.
V. Lo proclamarán dichoso todas las razas de la tierra.
R. Todos los pueblos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Será la bendición de todos los pueblos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Herodes preguntó a los magos: «¿Qué señal habéis visto sobre el nacimiento del Rey?» «Vimos una estrella resplandeciente cuyo fulgor ilumina al mundo».
MAGNÍFICAT Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Herodes preguntó a los magos: «¿Qué señal habéis visto sobre el nacimiento del Rey?» «Vimos una estrella resplandeciente cuyo fulgor ilumina al mundo».
PRECES
Alabemos a Cristo, el Verbo de Dios, que ha venido para arrojar al mar todos nuestros pecados; fortalecidos con esta certeza, roguémosle, diciendo:
Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Sacerdote eterno, que al entrar en el mundo has instituido la plenitud del culto,
— haz que todos los hombres participen de él por medio de tu Iglesia.
Médico de las almas y de los cuerpos, que viniste a visitar a los que estábamos enfermos,
— da salud y vigor a los débiles.
Tú que en tu nacimiento nos diste un motivo de común alegría,
— socorre a los indigentes y a los pecadores, para que se alegren en ti.
Rey poderoso, que quebrantaste las ataduras de la antigua servidumbre,
— libra a los prisioneros y vela por los encarcelados.
Tú que al venir a nosotros te convertiste en puerta abierta del cielo,
— haz que los difuntos tengan, por ti, acceso al Padre.
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
ORACIÓN
Señor, luz radiante de todas las naciones, concede a los pueblos de la tierra gozar de una paz estable, e ilumina nuestros corazones con aquella luz espléndida que condujo a nuestros padres al conocimiento de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.